Me tumbo en la cama y le observo desnudo, me encanta tener a mi perro desnudo por la casa y yo estar vestida. Le pido que baile frente a mi y mueva el culito, él lo hace tímidamente, supongo que se siente algo humillado.
Mientras le observo bailar, pienso que estaría muy guapo con unos pantys negros, nude o quizá de red. Le invito a que busque en los cajones y se ponga unos pantys. Esa imagen suya es muy evocadora, su erección es visible a través de la lycra de las medias.
Es hora de pasar examen; le visto de colegiala con una camisa blanca, faldita corta escocesa y medias por la pantorrilla, su mirada es entre asombro y fascinación, batería de preguntas para el examen, realmente me importa una mierda si contesta bien y cuanto contesta bien, este juego es para mi propio placer y va a recibir una azotaina conteste bien o no.
Le mando ir al armario y coger unos tacones para él y otros para mí, sigo jugando y divirtiéndome, haciéndole caminar como una modelo con los taconazos. Le rodeo el cuello con un cinturón mio y le paseo por el pasillo, a toda hostia, para que pierda el equilibrio con los tacones.
Estoy hambrienta, supongo que él también, pero mejor que suplique comida. Traigo un yogurt, me suplica que le dé, apuro mi yogurt y le lanzo el vaso con los restos al suelo, lo apura con ansia. Parece que tiene hambre y me pide otro yogurt, le quito la tapa al yogurt y me la paso por el coño, -querido, quieres yogurt?- lame con avidez, reconozco que el sexo oral se le da muy bien, pero en ese momento estuvo sublime. Pongo yogurt en mis zapatos, en los dedos de mis pies, encima de mi medias para que lama mis muslos. Este juego ya me aburre un poco, vamos a la cama…
Voy a tener que empezar a disciplinar a mi bichito, es un perro un poco desobediente y poco cortes.
Querido empieza la fiesta!