Venimos de la playa, mi bikini está aún húmedo. De camino a casa me lo quito, noto el roce de los muslos en el clítoris. Me mira entre excitado y sorprendido. Llegamos a casa y me quito la falda que llevo y me quedo solo con la camiseta. En el lavabo enjuago la braguita para quitarle el salitre y me acerco a la ventana de la cocina a tenderla. Estando inclinada, tendiendo, pienso que sería bonito que mi perro me huela el culito en esta posición, ladeo la cabeza y le indico que se ponga a cuatro patas. Él parece impasible y me observa desde abajo como un perrito obediente, con la mirada le indico que venga a oler mi culito. Mete su nariz entre los cachetes de mi culo y aspira, ahora pasa su lengua, todo ello con una delicadeza exquisita, que hace mojarme un poquito. Lame mi culo con avidez.
Reconozco que la situación es muy morbosa, yo ahí tendiendo en la ventana y él comiendo mi culito como si no hubiera mañana. Le giro el cuello, no me preguntéis cómo, pero desde arriba resultaba una postura difícil pero deliciosa por la dificultad. Encajo su boca en mi coño y le apretó la cabeza con mis muslos, su mirada es de una sumisión intensa, se agarra a mis muslos con ansia mientras lame mi coñito.
Tendré que follarme ese culito en la ventana ;)